martes, 19 de junio de 2012

TURQUÍA



Primer viaje

La primera vez que fui a Turquía fue en el año 2005 y el destino era  exclusivamente la ciudad de :
ESTAMBUL.
La estancia era de cuatro días y tres noches en un hotel bastante céntrico, con lo que pudimos visitar la ciudad sin problemas.
Los lugares que visitamos y que me dejaron un bello recuerdo fueron los siguientes :
-Mezquita Azul, una belleza por fuera y por dentro, de majestuosidad impresionante. Y frente a ella, otra joya sin igual: Santa Sofía, cuyo interior es más espectacular todavía.
-Torre Gálata. Tras cruzar un gran puente lleno de pescadores, accedemos a la otra orilla del río, donde nos espera esta torre redondeada y austera, todo un símbolo de la ciudad.
-Paseo por el estrecho del Bósforo. En un barco hicimos un pequeño recorrido por el estrecho que separa Europa de Asia y une el mar de Mármara con el mar Negro. Tuvimos la suerte de hacerlo en un día muy luminoso, pudiendo disfrutar de la belleza del mar y las orillas, llenas de verde vegetación y de bonitas casas y mansiones, algunas con embarcadero incluso. Me recordaba a Venecia (por sus casas sobre el agua que parece que floten) si no fuera por los minaretes de las mezquitas que recortaban el horizonte.
-Europa y Asia, están unidas por un puente moderno y de gran envergadura. Es de uso exclusivo de vehículos y tiene una altura considerable. Desde un mirador en lo alto de una colina, puede admirarse un paisaje espectacular de las orillas de los dos continentes y de la propia ciudad de Estambul.
-Danza de los Derviches.
Pude asistir a este espectáculo religioso impresionante en un lugar agradable con unos bonitos jardines y prácticamente en el centro de Estambul. Hacía años que deseaba ver la danza ceremonial de estos religiosos que dan vueltas y vueltas sin parar en estado de auténtica catarsis.

Segundo viaje

Desde el Círculo de Lectores me escribieron ofreciéndome un viaje a la Capadocia y la Riviera turca, teniendo pagado el hotel y las excursiones y algunas comidas, con lo que sólo tenía que pagar el avión + tasas (unos 200 y pico euros). Si llevaba acompañante le resultaba un poco más caro pero seguía siendo una auténtica oportunidad. La salida fue en marzo de 2008, aprovechando las fiestas de las Fallas de Valencia.
Fue un viaje magnífico y la primera parada, en la Riviera turca, ya fue sorprendente.
ANTALYA es una bonita y tranquila ciudad. Queda a una considerable altura sobre el mar y se puede disfrutar un larguísimo paseo que lo bordea, con rincones que permiten vistas espectaculares. Y, además de todo este atractivo, está la gran cascada que se forma cuando el río desemboca en el mar y cae desde una altura considerable.
Pero además de esto, Antalya tiene muchos otros atractivos: es una ciudad amurallada; tiene un arco romano (puerta de Adriano) perfectamente conservado; varios mercados imponentes en donde puedes perderte encontrando de todo y a muy buenos precios. Los puestos de especias son una verdadera obra de arte de color y olor. Y, por si todos estos atractivos fueran poco, el Museo Arqueológico de la ciudad es una joya, con obras de gran valor y con el añadido de poder visitar las salas con tan poca gente que es una delicia pasearse por entre las esculturas y restos de la antigüedad.
El no va más es un parque natural que se encuentra a las afueras de la ciudad y cuyo nombre no puedo recordar porque no estaba en el programa sino que nos llevó allí nuestro guía en un alarde de amabilidad. Era un parque en cuyo corazón se hallaba el remanso de un río coronado de cataratas y exuberante vegetación.
-PERGE, importante ciudad turca sobre todo por las extraordinarias ruinas romanas que conserva. Pasamos allí toda una mañana paseando por entre columnas y todo tipo de restos de la antigüedad.
Cuando abandonamos Antalya, atravesamos las altas montañas de Tauro, en donde todavía había nieve y con ella pudimos disfrutar todos los viajeros del autobús. Tras atravesarlas, encontramos la ciudad de:
-KONYA, cuna de la religión de Mevlana.
Aquí se puede visitar el museo de Mevlana, fundador de la secta de los Derviches, los místicos de los giros, que aquí también pude contemplar. Concretamente en unas cuevas en la Capadocia, a donde llegamos en plena noche y donde no podía distinguirse nada aparte de las altas piedras de ese lugar tan misterioso.
-Ruta de la Seda : Visitamos y  comimos en los Caravasares, lugares en los que paraban las caravanas que seguían la ruta de la seda.
-CAPADOCIA
Maravilla de la naturaleza, esta región turca  de paisaje volcánico te sumerge en el pasado remoto cuando visitas las ciudades subterráneas, en donde antiguos cristianos sobrevivían a las persecuciones de que eran objeto; las iglesias excavadas en la roca, tocadas con polícromas pinturas pero muy deterioradas, son una  delicia; y las caprichosas formas que presenta el terreno, como la chimenea de las hadas o el valle de Goreme, son un espectáculo que no tiene parangón.
A toda esta belleza hay que añadirle el folklore turco, lleno de fuerza y colorido, que nos fue ofrecido en una cena espectáculo y del que disfrutamos todo el grupo.
Mereció la pena también una visita que hicimos a una fábrica de alfombras, en donde pudimos conocer todo el proceso, desde que se extrae la seda de los capullos de los gusanos de seda, hasta ver auténticas obras de arte plasmadas en estos objetos domésticos.
Al término del viaje, había que regresar a Antalya para tomar el vuelo a Barcelona. Pasamos ese último día con su noche en un hotel Barceló 5 estrellas espectacular. Los dos hoteles en que nos alojamos en Antalya fueron de lujo.
El avión en el que regresamos ibamos solamente el grupo del viaje del Círculo de Lectores (era un vuelo charter), por lo que nos sentíamos como en casa, aparte de que el vuelo fue inmejorable, sin tener nisiquiera un momento de turbulencias.

                                       
La EMOCIÓN asociada a Turquía se sitúa tanto en el primer viaje, durante el recorrido hecho en barco por el estrecho del Bósforo, de una belleza inigualable, como en el segundo viaje, en el que toda la estancia fue una delicia y disfruté de todo, celebrando con ello, de la mejor manera posible, mis 55 años.

                                             








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