martes, 19 de junio de 2012

TURQUÍA



Primer viaje

La primera vez que fui a Turquía fue en el año 2005 y el destino era  exclusivamente la ciudad de :
ESTAMBUL.
La estancia era de cuatro días y tres noches en un hotel bastante céntrico, con lo que pudimos visitar la ciudad sin problemas.
Los lugares que visitamos y que me dejaron un bello recuerdo fueron los siguientes :
-Mezquita Azul, una belleza por fuera y por dentro, de majestuosidad impresionante. Y frente a ella, otra joya sin igual: Santa Sofía, cuyo interior es más espectacular todavía.
-Torre Gálata. Tras cruzar un gran puente lleno de pescadores, accedemos a la otra orilla del río, donde nos espera esta torre redondeada y austera, todo un símbolo de la ciudad.
-Paseo por el estrecho del Bósforo. En un barco hicimos un pequeño recorrido por el estrecho que separa Europa de Asia y une el mar de Mármara con el mar Negro. Tuvimos la suerte de hacerlo en un día muy luminoso, pudiendo disfrutar de la belleza del mar y las orillas, llenas de verde vegetación y de bonitas casas y mansiones, algunas con embarcadero incluso. Me recordaba a Venecia (por sus casas sobre el agua que parece que floten) si no fuera por los minaretes de las mezquitas que recortaban el horizonte.
-Europa y Asia, están unidas por un puente moderno y de gran envergadura. Es de uso exclusivo de vehículos y tiene una altura considerable. Desde un mirador en lo alto de una colina, puede admirarse un paisaje espectacular de las orillas de los dos continentes y de la propia ciudad de Estambul.
-Danza de los Derviches.
Pude asistir a este espectáculo religioso impresionante en un lugar agradable con unos bonitos jardines y prácticamente en el centro de Estambul. Hacía años que deseaba ver la danza ceremonial de estos religiosos que dan vueltas y vueltas sin parar en estado de auténtica catarsis.

Segundo viaje

Desde el Círculo de Lectores me escribieron ofreciéndome un viaje a la Capadocia y la Riviera turca, teniendo pagado el hotel y las excursiones y algunas comidas, con lo que sólo tenía que pagar el avión + tasas (unos 200 y pico euros). Si llevaba acompañante le resultaba un poco más caro pero seguía siendo una auténtica oportunidad. La salida fue en marzo de 2008, aprovechando las fiestas de las Fallas de Valencia.
Fue un viaje magnífico y la primera parada, en la Riviera turca, ya fue sorprendente.
ANTALYA es una bonita y tranquila ciudad. Queda a una considerable altura sobre el mar y se puede disfrutar un larguísimo paseo que lo bordea, con rincones que permiten vistas espectaculares. Y, además de todo este atractivo, está la gran cascada que se forma cuando el río desemboca en el mar y cae desde una altura considerable.
Pero además de esto, Antalya tiene muchos otros atractivos: es una ciudad amurallada; tiene un arco romano (puerta de Adriano) perfectamente conservado; varios mercados imponentes en donde puedes perderte encontrando de todo y a muy buenos precios. Los puestos de especias son una verdadera obra de arte de color y olor. Y, por si todos estos atractivos fueran poco, el Museo Arqueológico de la ciudad es una joya, con obras de gran valor y con el añadido de poder visitar las salas con tan poca gente que es una delicia pasearse por entre las esculturas y restos de la antigüedad.
El no va más es un parque natural que se encuentra a las afueras de la ciudad y cuyo nombre no puedo recordar porque no estaba en el programa sino que nos llevó allí nuestro guía en un alarde de amabilidad. Era un parque en cuyo corazón se hallaba el remanso de un río coronado de cataratas y exuberante vegetación.
-PERGE, importante ciudad turca sobre todo por las extraordinarias ruinas romanas que conserva. Pasamos allí toda una mañana paseando por entre columnas y todo tipo de restos de la antigüedad.
Cuando abandonamos Antalya, atravesamos las altas montañas de Tauro, en donde todavía había nieve y con ella pudimos disfrutar todos los viajeros del autobús. Tras atravesarlas, encontramos la ciudad de:
-KONYA, cuna de la religión de Mevlana.
Aquí se puede visitar el museo de Mevlana, fundador de la secta de los Derviches, los místicos de los giros, que aquí también pude contemplar. Concretamente en unas cuevas en la Capadocia, a donde llegamos en plena noche y donde no podía distinguirse nada aparte de las altas piedras de ese lugar tan misterioso.
-Ruta de la Seda : Visitamos y  comimos en los Caravasares, lugares en los que paraban las caravanas que seguían la ruta de la seda.
-CAPADOCIA
Maravilla de la naturaleza, esta región turca  de paisaje volcánico te sumerge en el pasado remoto cuando visitas las ciudades subterráneas, en donde antiguos cristianos sobrevivían a las persecuciones de que eran objeto; las iglesias excavadas en la roca, tocadas con polícromas pinturas pero muy deterioradas, son una  delicia; y las caprichosas formas que presenta el terreno, como la chimenea de las hadas o el valle de Goreme, son un espectáculo que no tiene parangón.
A toda esta belleza hay que añadirle el folklore turco, lleno de fuerza y colorido, que nos fue ofrecido en una cena espectáculo y del que disfrutamos todo el grupo.
Mereció la pena también una visita que hicimos a una fábrica de alfombras, en donde pudimos conocer todo el proceso, desde que se extrae la seda de los capullos de los gusanos de seda, hasta ver auténticas obras de arte plasmadas en estos objetos domésticos.
Al término del viaje, había que regresar a Antalya para tomar el vuelo a Barcelona. Pasamos ese último día con su noche en un hotel Barceló 5 estrellas espectacular. Los dos hoteles en que nos alojamos en Antalya fueron de lujo.
El avión en el que regresamos ibamos solamente el grupo del viaje del Círculo de Lectores (era un vuelo charter), por lo que nos sentíamos como en casa, aparte de que el vuelo fue inmejorable, sin tener nisiquiera un momento de turbulencias.

                                       
La EMOCIÓN asociada a Turquía se sitúa tanto en el primer viaje, durante el recorrido hecho en barco por el estrecho del Bósforo, de una belleza inigualable, como en el segundo viaje, en el que toda la estancia fue una delicia y disfruté de todo, celebrando con ello, de la mejor manera posible, mis 55 años.

                                             








domingo, 17 de junio de 2012

TÚNEZ



Primer viaje
Visité este país en diciembre del 2002,  al formar parte de un grupo de gente de la organización CERAI que iba a supervisar un proyecto de desarrollo en el desierto.
Salimos de Valencia en autobús y nos dirigimos hacia Barcelona, desde donde salía nuestro vuelo directo a Túnez, la capital.
Desde la capital nos trasladamos a un pueblecito precioso, Sidi Bou Said, que se caracteriza por la blancura de las paredes de sus casas y el contraste de las puertas y ventanas pintadas de un azul intenso. 
No hay tráfico y las calles son empinadas y estrechas, con escalerillas algunas, por lo que el traslado de las maletas fue toda una heroicidad si a eso además se añade que comenzó a llover, acabando la noche con una buena tormenta como recibimiento.
El hostal donde nos alojamos era una casa típica, con un gran patio y bordeándolo las habitaciones. Sin luz, nos repartimos en los dormitorios como pudimos y nos echamos a dormir agotado todo el mundo.
Al levantarnos y tras desayunar, ya estaban esperándonos dos jeep, con su correspondiente chofer cada uno, que iban a ser los que nos iban a permitir atravesar la zona del desierto a la que deseábamos trasladarnos. Además de estos dos vehículos, estaba la furgoneta que utilizaban los responsables del proyecto de desarrollo y que iba a ser el tercer medio de trasporte para todo el viaje.
Lo primero que hicimos fue visitar el proyecto de desarrollo financiado por la organización, que consistía en un sistema de riego por goteo en las áridas arenas del desierto en donde se suponía que debían brotar unos árboles autóctonos, aunque en el momento que fuimos no se veía nada más que arena y arbustos.
Tras dejar este lugar ya nos dirigimos hacia el sur pasando por lugares muy exóticos como Matmaha, y Tataouine (en cuyo Ksar Hadada se rodó la guerra de las galaxias).
Pero lo más exótico fue la Nochevieja. El día 31 de diciembre despedimos el 2002 y saludamos al nuevo 2003 en un oasis del desierto, en  Ksar Ghilene, en donde había un manantial de agua caliente del que por la noche salía vapor y en el que mucha gente se bañaba. La noche estuvo llena de cantos, bailes, fuego y se durmió muy poco. Entre otras cosas porque todos dormimos en unas haimas en donde hacía mucho frío y el suelo resultaba tremendamente duro para descansar.
El primer día del año lo pasamos viendo a los tuaregs con sus camellos y admirando la belleza del desierto.
De vuelta a la civilización pasamos por bonitos oasis de montaña como Chebika, Gabes y una ciudad, Tozeur. Nos alojamos en un bonito hotel de la ciudad de Kebili llamado Hotel Fort des Autruches. Tenía la arquitectura característica del lugar, también con un gran patio blanco, bordeado por las habitaciones. Un bello lugar desde cuya terraza pude disfrutar de una espectacular puesta de sol mientras llamaban a la oración.
Paseamos en calesa por el palmeral más grande de Túnez, en Nefta, donde había más de 400.000 palmeras. La pena era que la mayoría estaban enfermas.
 Otro lugar que visitamos y que llamaba mucho la atención por la gran blancura que parecía no tener fin, fue el lago salado  Chott- el- Cherid.
Antes de volver a la capital para regresar ya a casa, tuvimos la oportunidad de conocer a un médico amigo de nuestro guía (que era el responsable del proyecto por parte de CERAI), que nos invitó a su casa y que fue muy amable con nosotros. También conocimos a un investigador que nos llevó a lo alto de una montaña (por una carretera en la que nos jugamos la vida) y al que acompañaba un japonés vestido a lo Indiana Jones muy simpático y todo un personaje. 
De regreso ya a la capital, visitamos CARTAGO,  cuyas ruinas romanas frente al mar son de una gran belleza. 
En la capital, TÚNEZ, nos alojamos en un céntrico hotel llamado Le grand hotel du Lac, cuya estructura era muy moderna, todo acristalado y desde el que teníamos unas vistas privilegiadas sobre la ciudad.
Es una capital de estilo europeo totalmente, moderna y llena de tiendas y gente vestida al modo occidental. Te das cuenta de que estás en un país no europeo cuando te adentras en el bazar, magnífico, lleno de objetos artesanales que te llevarías sin pensar si no fuera porque hay que pesar la maleta antes de subir al avión. Allí todo el grupo compramos objetos de recuerdo y regalos para la familia.
Regresamos al día siguiente a Barcelona y tomamos en autobús que salía de madrugada para estar al día siguiente en Valencia.
Fue un viaje muy interesante y del que guardo un recuerdo muy especial. Allí hice amigas nuevas y pasé por experiencias en las que pude poner a prueba mi valor. Fueron muchas las EMOCIONES que sentí en este viaje, tanto positivas como negativas:
Positivo fue contemplar el desierto, algo extraordinario que no se puede describir. Admirar las dunas que se pierden en el horizonte es una experiencia magnífica. También la arquitectura de las casas y el atardecer con el sol ocultándose tras las palmeras es algo digno de recordar.
Negativas fueron algunas otras porque pasé miedo subiendo por algunas peligrosas carreteras y caminos  por los que parecía que nuestro jeep fuera a volcar. También me asusté cuando nuestro 4x4 se atascó en una duna del desierto de donde parecía que no fueramos a salir. Daba miedo también observar como un camino del desierto, de repente, desaparecía por la acción del viento y te preguntabas ¿por donde seguimos? Suerte que nuestro chofer era experto, los dos lo eran, pero tanto que nos jugábamos la vida en la carretera porque corrían y adelantaban sin mirar. Eran muy temerarios y más de una vez estuvimos a punto de tener un accidente, como cuando se nos pinchó una rueda yendo a toda velocidad y no se cómo no volcó el vehículo.
Pero la verdad es que recordar todo esto una vez estás ya en casa sana y salva, hace que todo resulte mucho más valioso y emocionante. 

2º viaje 

El  puerto de Túnez era escala en el crucero del Grand Voyager por el Mediterráneo que realicé en marzo de 2009.
Nos habíamos inscrito en una excursión que recorría la ciudad de Túnez, con una panorámica general y una parada en la Medina, famosa por ser muy grande, con callejuelas llenas de encanto en algunos rincones. Después teníamos incluída la excursión hasta Sidi Bou said, pasando por algunas ruinas de Cartago.
Efectivamente la Medina merece la pena por su callejuelas con multitud de arcos y casas con algunas ventanas pintadas en color azul y puertas de todos los colores, grandes y redondeadas.
Allí hicimos una parada en un pequeño taller de perfumes, en donde nos dieron a probar un montón de olores diferentes y que son la base de muchos de los perfumes de moda.
Tras salir de aquí, paseamos por las estrechas calles hasta introducirnos en un gran bazar, en donde la aglomeración de gente llegó a su máxima expresión en un determinado momento porque nos juntamos allí varios grupos de turistas de varios barcos atracados en el puerto.
El guía nos llevó hasta una gran tienda, en donde pudimos utilizar los lavabos (cosa que ya se hacía muy necesaria, después de horas de paseos) y subir a la terraza desde donde se divisaba una espléndida vista de la Medina. Naturalmente, allí todo el mundo cargó con montones de compras. También te ofrecían por la calle multitud de souvenirs y aquí sí que había que regatear (cosa que, por cierto, a mí se me da fatal)
Cuando salimos de la Medina, volvimos al autobús y nos dirigimos hacia el bonito pueblo azul y blanco de Sidi Bou said, pasando por algunos vestigios cartagineses: arcos, columnas …También por toda esta zona hay buenas casas, ajardinadas y que dan cuenta de que aquí, en Cartago, es donde vive la gente de más alto poder adquisitivo.
Llegamos al pueblo y la verdad es que apenas se parece al que yo recordaba de hacía 7 años. Está infestado de visitantess, todo dirigido hacia ellos, puestos de venta de souvenirs a lo largo de la calle principal, en fín, que se ha transformado en un típico pueblo volcado en el turismo. Es lógico, la gente tiene que vivir.
Eso sí, sigue tan bonito con todas las puertas y ventanas en azul luminoso, el mismo color del mar, que se ve desde múltiples lugares, y el cielo que lucía espléndido. De vuelta a los autobuses, que se aparcan a la entrada del pueblo (unos 10 minutos de paseo desde lo alto que es donde está el centro turístico), sudamos todo el mundo a base de bien porque el calor era insoportable.
  Una visita demasiado rápida que apenas te permite disfrutar de la belleza del lugar. Menos mal que yo ya lo había disfrutado hacía años.
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Hace un año aproximadamente en TUNEZ comenzó lo que se ha conocido como la Primavera Árabe, protestas y movilizaciones sociales reivindicando democracia y reformas constitucionales hasta derrocar al gobierno de Ben Alí..




sábado, 16 de junio de 2012

SUIZA






Es un viaje organizado que hago para acompañar a mi hermana Charo. Se trata de un circuito completo por todo el país con la agencia Rivertur, en agosto 2010.
Visitamos las ciudades más importantes :

GINEBRA:  día lluvioso que apenas nos deja disfrutar de la catedral, el muro de la reforma, el parque con gigantescos tableros de ajedrez, el famoso chorro del lago Leman y la zona de los organismos internacionales (Naciones Unidas, Unicef, Cruz Roja, etc)
LAUSSANNE: sigue lloviendo y solamente vemos el museo olímpico, cuyos bellos jardines ofrecen buenas vistas al lago y bellas esculturas relacionadas con el deporte.
ZURICH:  con un buen día podemos disfrutar de las bellas vistas junto al río, la catedral con la imagen de Carlomango, la iglesia con las originales vidrieras de Chagall y podemos saborear un buen helado de chocolate movenpick así como una típica comida fondue que no gusta a nadie por su intenso sabor.
LUCERNA: con sus maravillosos puentes de madera, con pinturas en el interior en perfecto estado, a pesar de haber sufrido un incendio hace pocos años. Desde esta bonita ciudad cogemos un barco que nos llevará al monte Rigi, en donde un tren cremallera nos subirá hasta lo alto para contemplar, cuando las nubes lo permiten, un espectacular paisaje de lagos y bosques.
BERNA: la capital es una preciosidad, con su famoso Carrillon, en donde vemos dar la hora con sus muñequitos moviéndose y contemplamos las originales fuentes a lo largo de sus calles. Visitamos la catedral y después atravesamos el puente y observamos como los osos disfrutan de algo parecido a la libertad.
Además de la visita a estas ciudades, hacemos excursión a:
CATARATAS DEL RHIN: impresionantes y rodeadas de bosques y lugares tranquilos donde sentarse para admirarlas.
CATARATAS interiores de TREMEN….únicas en el mundo.
Monte Alpen Tower a donde subimos en teleférico y desde cuya cima podemos disfrutar de espectaculares paisajes y acariciar a unas simpáticas vacas.

El viaje, a pesar de haber sido en autobús, no se ha hecho pesado y el grupo ha resultado muy agradable. En general el balance es muy positivo y mi hermana Charo ha regresado contenta, que es lo que a mí más me importaba.



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martes, 12 de junio de 2012

SUECIA




Primer viaje

La primera vez que fui a Suecia fue como parte del circuito que hicimos a los fiordos noruegos en agosto de 2003..
Cruzamos la frontera con Noruega en autobús y pasamos por algunas pequeñas poblaciones de bellísimos paisajes y paramos en una de ellas para almorzar en un gran parque, con su pequeño río. Una maravilla de lugar. Y da igual el nombre porque todos los pueblecitos que atravesabamos eran  muy agradables.
El objetivo del viaje era la capital, Estocolmo.
ESTOCOLMO
Es una bellísima ciudad entre y sobre las aguas. Está formada por 14 islas unidas por puentes y, a vista de pájaro, parece una ciudad flotante. Es bellísima porque, además, está llena de parques y bosques frondosos.
Nuestro hotel estaba cerca de la ciudad Vieja (Gamla Stan), construida sobre tres islas en el siglo XIII.
Esta parte de la ciudad se caracteriza por callecitas estrechas, puentes que unen las islas y muchas tiendas y cafeterías. Esta muy animada en este mes porque hay muchos turistas y aquí puedes encontrar de todo. Es curioso y lleno de color el mercadillo que se pone frente al emblemático edificio azul del Palacio de Conciertos donde se hace entrega de los premios Nobel. 
Paseamos tranquilamente la ciudad, destacando los lugares siguientes : Palacio real, en donde asistimos al vistoso cambio de guardia; el Parlamento; el Museo Nacional; plaza Sergelstorg, con su característica columna de casi 40 metros, que señala la entrada a un centro comercial subterráneo y, finalmente el bellísimo Ayuntamiento, en donde se entregan también los premios Nobel.
Muy agradable fue el paseo que dimos por Djurgarden, antiguo coto de caza real, verdadero bosque dentro de la ciudad.

Segundo viaje
Fue en agosto de 2008 porque embarcamos en el crucero que nos llevaría por el mar Báltico y Estocolmo era una de nuestros puertos escala.
En esta ocasión sólo disponíamos de unas horas por la mañana y las utilizamos en caminar desde el puerto hasta el centro de la ciudad, recorrer las estrechas calles de la ciudad vieja y pasearnos por el muelle.

Tercer viaje

Se enmarca dentro del crucero que hacemos con Pullmantur durante agosto de 2010.
Como ya conozco la ciudad de ESTOCOLMO, pensé en visitar el museo Vasa, pero acabé haciendo de guía de un grupo de compañeros de viaje que deseaban llegar al Ayuntamiento y no sabían cómo. Así las cosas aprovechamos para hacer la visita guiada por el interior, paseandonos por las famosas salas donde se celebra la cena de gala y el baile de los premios Nobel. 

La EMOCION que asocio a Estocolmo está relacionada con la sensación de estar sobre una ciudad- bosque flotante de increíble belleza y, al alejarnos en el barco, pasar durante más de dos horas por cientos de islas en las que, entre los árboles, podía distinguirse bonitas casas. A esto hay que añadir las descaradas gaviotas que, como nunca había visto yo, se acercaban hasta las mismísimas mesas del bar de cubierta para quitarles el pan a los viajeros.











domingo, 10 de junio de 2012

SIRIA


El viaje a Siria ha sido de un día nada más y aprovechando el viaje que hacemos en febrero de 2010 a Jordania, para visitar prioritariamente Petra.
El último día de este viaje no tenía prevista ninguna visita especial y por ese motivo acordamos una excursión a Damasco, que está a poco más de 100 Km de Ammán, en los coches de unos amigos de nuestro guía, Farhal.
Salimos a las 7 de la mañana del día 6 de febrero y por el camino cambiamos moneda porque nos dicen que en Siria no aceptan ninguna otra, excepto dólares en la frontera. Vamos repartidos en dos coches particulares. En total vamos 7 personas más los dos chofer jordanos.
Ya el tema del cambio de moneda es dificultoso pero lo peor viene a la hora de cruzar la frontera. Nos pasamos nuestras buenas dos horas por lo menos, de papeleo y esperas de cuños en los pasaportes.
Finalmente, tras pagar la correspondiente tasa en dólares, llegamos a Damasco, pero antes hemos podido observar las montañas nevadas que separan Siria de Líbano.
DAMASCO.
Lo primero que me llama la atención es el tráfico tan caótico. Nadie parece respetar ninguna señal  ni casi los semáforos. Sobre todo las motos se cruzan de cualquier manera pero algunos coches también. A cada segundo parece que vayas a atropellar a un peatón, en fín, que es muy estresante.
El chofer aparca en un parking en el centro de la ciudad y nos acompaña hasta la entrada del gran bazar, que es la entrada también de la más grande mezquita del mundo musulmán, la Mezquita de los Omeyas. También es la zona más cercana a lo que se conoce como el Damasco antiguo y quedamos a la hora de comer en un punto concreto cercano.
Atravesamos el gran bazar y llegamos a una plaza en donde se puede admirar unas columnas romanas y un frontis precioso, que nos dan paso a la famosa Mezquita de los Omeyas.
Junto con las entradas nos alquilan unas chilabas para que nos tapemos bien las mujeres (a pesar de que vamos con pantalones y abrigo). También tenemos que quitarnos los zapatos (como en todas las mezquitas) y lo malo de esto es que el patio es inmenso, con un suelo de mármol reluciente que nos deja los pies congelados.
El lugar está lleno de gente, familias con niños correteando por ahí, que parece que están  dispuestas a pasar el día de fiesta tranquilamente, disfrutando del buen día que hace.  Esto en el patio pero lo mismo ocurre dentro de la mezquita, en donde hay gente incluso leyendo el periódico o corros de gente charlando. También puede verse gente orando con mucha devoción.
En uno de los espacios cerrados hay un receptáculo en donde dicen que se encuentra una parte del cuerpo de un profeta de la familia de Mahoma, que es adorado por fieles que dan vueltas a su alrededor. También hay mujeres llorando y cantando, que me llaman mucho la atención pero que no me atrevo a fotografiar porque el ambiente es de una efervescencia religiosa tal que temo que si hago una fotografía se puedan ofender.
Salimos de la Mezquita y paseamos por la ciudad antigua de Damasco. Callejuelas, cafés, tiendas, artesanos, puestos de comidas.......es un lugar muy agradable en el que resulta fácil perderse porque te desorientas y no encuentras los nombres de las calles por ningun sitio, aparte de que no llevamos plano y no podemos preguntar porque aquí no ocurre lo que en Jordania, en donde mucha gente habla inglés. Felizmente, llegamos a la plaza en donde está la rotonda en la que hemos quedado con los chófers.
Nos recogen y nos llevan a comer a un restaurante muy lujoso, tanto que parece un museo. Pensamos que debe ser un sitio donde se celebran bodas y ceremonias diversas. Comemos muy bien y por un buen precio (20 euros de media).
A la salida ya apenas nos da tiempo de visitar nada más porque empieza a oscurecer y hace mucho frío. Vemos rapidamente otra mezquita, que se ve semiabandonada aunque es muy bonita y ya nada más, un pequeño paseo por la ciudad, con su todavía más caótico tráfico.
Volvemos a coger la carretera y al llegar a la frontera tenemos otra vez la experiencia desagradable del principio: no nos dan autorización para salir si no pagamos  en moneda siria, cosa que no tenemos. Intentamos hacernos entender y preguntamos por qué no aceptan dólares cuando sí nos los han admitido para entrar. 
Nos tratan bastante mal y no nos hacen ni caso. Dando vueltas por aquí y por allá, ya de noche y con nuestro chofer enfermo (seguramente le ha sentado mal la comida porque ha vomitado por el camino) por fín encontramos una casa de cambio Money Gram. Podemos cambiar y conseguir moneda siria y volvemos a hacer todo el recorrido burocrático, hasta que conseguimos tener todos los sellos pertinentes y cruzar la frontera.
En algun momento, algunos del grupo se asustaron y otros se enfadaron de verdad y empezaron a ponerse agresivos contra los funcionarios, cosa bastante poco recomendable dada la evidencia de que no les gustaba nuestra visita y tenían poder suficiente como para hacernos perder el avión de la mañana siguiente. 
El caso es que, cuando entramos en la ciudad de Ammán le dije al chofer con alegría: At last at home! (por fín en casa!). Cenamos en el hotel, ya bastante tarde y solos con todo el restaurante para nosotros y preparamos nuestro equipaje para salir hacia el aeropuerto a la mañana siguiente camino de Barcelona.
   La verdad es que no guardo un buen recuerdo del viaje a Siria, fue demasiado rápido y las dificultades y horas perdidas en la frontera no fueron en absoluto agradables.   


  A fecha de hoy, cuando subo estas páginas al  blog, Siria se encuentra inmersa en un conflicto interno de violencia y muerte. Aparecen  en las noticias terribles imágenes de civiles masacrados,  hay incluso niños, pero no se conoce con seguridad quienes son los culpables. La “Comunidad Internacional” tan perdida e inútil como de costumbre y disfrazando sus intereses económicos de interés humanitario. La situación es dramática y terrible. Y, lamentablemente, todo parece indicar que acabará en una guerra civil. ¡Ojalá me equivoque!

domingo, 3 de junio de 2012

RUSIA





Primer viaje

La primera vez que fui a Rusia lo hice aprovechando las vacaciones de verano (agosto) de 2004. Se trataba de un viaje organizado por Mapa Tours.

SAN PETERSBURGO
La primera ciudad que íbamos a visitar era San Petersburgo (antes llamada Leningrado). 
El vuelo bien. En apenas tres horas y media llegábamos a la ciudad pero en el aeropuerto no nos esperaba nadie de Mapa Tours. Suerte que encontramos al guía que nos había acompañado en el circuito de los fiordos noruegos y consiguió meternos en otro autobús para que nos llevara al hotel que teníamos reservado. 
El hotel era un sinfín de pasillos y un laberinto que hacía difícil encontrar la habitación pero por fín pudimos alcanzarla y dormir sólo 4 horas porque a la mañana siguiente teníamos la visita panorámica.
Hay un tráfico tremendo y la guía nos aconseja que no crucemos nunca si no es por un semáforo porque la gente conduce con mucha agresividad y además son muchos los  que obtienen el carnet de conducir sin aprender nada y sólo previo pago de dinero, en resumen, que se puede comprar el permiso.
El paseo nos descubre amplias avenidas y muchos monumentos: la única estatua de Lenin que queda, la catedral de San Isaac, las esfinges, la plaza de Marte con el fuego eterno….A medio día nos llevan a comer a un restaurante llamado Rasputin, en donde nos sirven de aperitivo una ensaladilla francesa que es la nuestra rusa.
Esta ciudad ha sufrido innumerables inundaciones y el metro lo han tenido que construir a unos 100 metros de profundidad para evitar las tierras pantanosas.
El río que atraviesa la ciudad, el Neva, se congela en invierno con más de un metro de espesor y lo pasa la gente sin necesidad de utilizar los numerosos puentes. Las temperaturas en invierno llegan a ser de  -20 grados.
Durante el paseo vemos también muchos edificios típicos estalinianos, cuya característica principal es la funcionalidad.
Al día siguiente visita al más importante museo de la ciudad : el Hermitage, uno de los principales del mundo. Es de estilo barroco y de una belleza fuera de lo común, sobrecargado de motivos decorativos y lujo a raudales. Aquí encontramos obras de primeras figuras como Leonardo, Rembrandt, Velazquez, Picasso, Gauguin y otros impresionistas. Son dignos de mención muebles y puertas, así como objetos decorativos de mármol y malaquita (piedra de color verde que hace aguas, una preciosidad).
Una maravilla de museo pero la entrada es carísima  (30 euros y aparte otra cantidad si quieres sacar fotos). Otra incomodidad es que tienes que dejar todo en consigna, bolsos y abrigos. Los vigilantes son muy antipáticos, al igual que la mayoría de la gente con la que nos hemos tropezado. Hasta la guía es muy seca y estirada. Otra cuestión también desagradable es el clima de violencia. Roban mucho a los turistas y por eso nos han obligado a dejar los pasaportes en el hotel. Y no se si será porque nos han metido el miedo en el cuerpo pero la verdad es que nos sentimos perseguidos por unos cuantos hombres en un paseo nocturno que hacemos por nuestra cuenta. Al final no pasa nada.
Seguimos paseando por la ciudad y nos encontramos con la original y bellísima Iglesia del Salvador de la Sangre Derramada.  No entramos en el interior porque hay una gran cola y además la entrada es muy cara.
Para volver al hotel buscamos el metro y nos metemos sin plano ni idea de por donde vamos, con lo que, logicamente, nos perdemos y a mi me da cierta claustrofobia saber que estamos a 100 metros bajo tierra. Subimos y bajamos tremendas y altísimas escaleras mecánicas como no había visto yo en mi vida. Tiene un punto cómico porque si miras a los de las escaleras que trascurren paralelas a las tuyas, da la impresión de que la gente va tirada hacia atrás.
Cuando finalmente salimos del metro, nos encontramos en un mercadillo callejero muy agradable y repleto de flores de los más variados colores. Cuando buscamos cómo regresar al hotel no acertamos a averiguar por dónde ir. Resulta que nos hemos bajado en sentido contrario y estamos lejísimos. Los demás quieren volver al metro pero yo hablo (en inglés, claro, porque de ruso no he conseguido aprender más de un par de  palabras) con un taxista y acordamos que nos lleve al hotel por 20 euros.
Efectivamente estamos lejos porque pasamos en el taxi más de media hora; unas veces en medio de atascos y otras volando de carril en carril sin respetar semáforos ¡que sustos nos hizo pasar el dichoso taxista!.
Tras unos pocos días más en que hacemos un paseo en barca por los canales del rio Neva, entramos en iglesias ortodoxas y paseamos por las calles de la ciudad, abandonamos el hotel para coger un tren que nos lleve a la capital del país.

MOSCÚ
Después de una noche entera en el tren y algunos sustos (han intentado entrar al compartimento ¿a robarnos?. Ya nos advirtieron en el hotel que cerrásemos con llave), llegamos a las 6,30 de la mañana a la capital del país y he podido ver amanecer en el tren.
Aquí si nos espera la guía, que ya es más amable que la anterior. Nos llevan a un hotel de 5 estrellas que es el no va más del lujo (ascensores aéreos, jardines interiores, fuentes, vistas al río Moscova….). Estamos al lado del Parlamento  de la Federación rusa y frente al hotel Ukrania. Esa misma mañana tenemos la visita panorámica.
En Moscú pueden contabilizarse más de 10 millones de habitantes. Hay 50 universidades y un montón de aeropuertos. Es una ciudad inmensa.
Visitamos la catedral de San Isaac y luego la Iglesia de las bellas doncellas que es a donde Ivan el Terrible enviaba a sus mujeres cuando se cansaba de ellas. En lugar de entrar a la misa nosotros nos damos un paseo por un bonito jardín que está al lado, lleno de árboles y un lago con  patos  donde hay gente pescando.
Después vamos a comer a un restaurante muy original (en la lámpara hay guitarras colgando) en la famosa calle peatonal Arbat. Por la tarde vamos a visitar la Plaza Roja, en donde nos hacemos montones de fotos con la conocida Iglesia San Basilio de fondo.
Entramos a visitar la tumba de Lenin, que parece que esté vivo porque aplican una técnica que mantiene los tejidos vivos y por eso tienen que  cortarle las uñas y el pelo de la barba todos los días. La visita resulta macabra. Tienes que pasar al lado del cuerpo sin pararte, en silencio y con las manos fuera de los bolsillos. Esas son las instrucciones que te dan al entrar y parecen muy serios los militares que te observan.
Luego nos damos un paseo por los famosos almacenes GUM, en donde no se puede tomar nada porque es carísimo todo.
La visita al Kremlim merece la pena porque hay dentro de ese recinto increíbles iglesias, de gran belleza, con sus cúpulas doradas. La más importante es la de la Asuncion. También aquí se encuentra la campana más grande del mundo (que nunca llegó a ser utilizada).
La última visita que merece la pena mencionar y aconsejar es la de la Galería Tretiakov, donde sólo se exponen obras de artistas rusos pero que merece la pena conocer. También hay una importante colección de Iconos.
Excursión a SERGUIEV POSAD, a 60 Km. de Moscú, en donde se encuentra el Vaticano Ortodoxo en el Monasterio Laura de la Trinidad y San Sergio. Dentro del recinto está la Catedral de la Asunción y gran cantidad de capillas. Escuchamos unos cánticos celestiales y vemos gran cantidad de Popes, con su característica barba y habitos negros. Es un lugar sagrado y de peregrinaje para los ortodoxos. Está rodeada de bosques y espectaculares paisajes. El camino de vuelta a Moscú, salpicado de sencillas “dachas” resulta muy agradable.

Segundo viaje

La segunda vez que visité Rusia fue en agosto de 2008, porque embarqué en un crucero que visitaba, entre otros lugares, San Petersburgo.
Pensábamos hacer un recorrido por nuestra cuenta puesto que ya conocíamos la ciudad. Pero tuvimos que apuntarnos a una excursión porque si no era en grupo no podías salir y hubiéramos tenido  que quedarnos los dos días en el barco puesto que el visado solamente lo daban  a excursiones organizadas y contrladas.
Visitamos San Isaac, el jinete de Bronce, la iglesia de la Sangre Derramada (esta vez si entramos dentro e hice fotos de los frescos del interior) y luego nos llevaron a una tienda muy grande (visita de la que no te podías librar) para comprar artículos de calidad y, por último, a un mercadillo.
La guía nos habló de la altísima corrupción que hay en el país, en donde los títulos universitarios pueden comprarse así como que es necesario pagar por el aprobado de muchas asignaturas. También nos explica el por qué de tantas limusinas: los ricos son tan ricos que las alquilan (al igual que pueden alquilar un barco) para celebrar cumpleaños. Por eso  mucha gente añora ahora los tiempos pasados del Comunismo.


Tercer viaje

Se enmarca dentro del crucero hecho con Pullmantur en agosto de 2010. Pero no bajamos del barco a pesar de que está atracado dos días en puerto, porque son muy caras las excursiones y no puedes bajar por tu cuenta porque no dan el visado (igual que en el anterior viaje). No obstante desde el barco vemos perfectamente la zona del puerto y las bellas cúpulas de San Isaac, la fortaleza de Pedro y Pablo (que visitamos detenidamente en el viaje anterior) y algunas más de otras iglesias. 
Pero aún sin bajar del barco sufrimos una experiencia muy desagradable al poder ver todos los pasajeros como sacaban a un hombre ahogado en el mar (dicen que hay muchos suicidios, ajustes de cuentas y muertes por embriaguez), dejándolo sin tapar y frente al barco durante más de 6 horas. Los turistas, al regresar al barco, sacaban fotografías  del cadáver. Espeluznante.

             


                                           

               

REPÚBLICA CHECA




El único viaje que hice a este país fue en 1998 y el único lugar que visité fue la capital : 
PRAGA 
Es una ciudad sorprendentemente hermosa. Allá a donde mires de su centro histórico, te encuentras bellos edificios y rincones tranquilos.
Atravesar el famosísimo puente de Carlos flanqueado de magníficas esculturas es un gozo sin igual. Pararse en cualquiera de sus amplísimos espacios y observar el cauce del río Voltaba, atravesado por multitud de puentes, con isletas y bordeándolo bellos edificios tan bien cuidados, es verdaderamente precioso.
Este puente, que comenzó a construirse en 1357, es muy largo y ancho. Mide 520 metros de largo y 10 metros de ancho. Siempre está muy concurrido y animado por músicos y puestos de vendedores.
Yo pasé varias veces por este puente, pero siempre de día o de noche, nunca al alba; pero he podido ver algunas fotografías del puente a esas horas, sin un alma paseando, total soledad e inmovilidad de las esculturas que lo envuelven y, de fondo, la silueta de la ciudad vieja recortándose en el cielo...........una gozada para la vista.   
Se ve desde cualquiera de estos puntos una colina coronada por un Castillo  enorme y en cuyo interior se encuentra otra ciudad con palacios, calles, monasterios, museos y, sobre todo, la catedral de San Vito. Imponente obra arquitectónica del gótico.
Yo iba un poco despistada, mirando a izquierda y derecha rincones agradables, pasé un arco y, de repente, me encuentré esta inmensa mole artística. Me dejó casi sin respiración y sentándome en un banco de la pequeña plaza, pude regalarme esta magnífica visión. Esta colina ofrece multitud de puntos desde donde poder observar bellas vistas de la ciudad. 
Para volver a bajar, se puede hacer por una ancha escalera palacial que data del siglo XVII, adornada por farolas al estilo antiguo, que le dan un toque misterioso o romántico, se puede elegir. Mientras vas bajando puedes ir observando la ciudad a tus pies, coronada de la más amplia variedad de cúpulas que se pueda encontrar.
Muy cerca se encuentra la famosa calle del Oro, que es  una callecita en la que se conservan casas antiguas de artesanos y ahí encontramos la casa donde trabajaba Kafka. Es muy curioso que sean de un tamaño muy pequeño, como si los habitantes de entonces fueran liliputienses.
Otro lugar digno de interés es la plaza de  la Ciudad Vieja, muy amplia y agradable, llena de terrazas donde se puede saborear una buena  cerveza negra y admirar el famoso Reloj Astronómico, símbolo de la ciudad y siempre acompañado de turistas fotografiándose con él de fondo. Yo también me hice ahí una foto, faltaría más (ahora si llevaba cámara fotográfica, pero todavía no era la digital). También aquí está ubicado el Ayuntamiento de la ciudad.
Al fondo y detrás de la plaza, se puede ver las agujas de las torres de la magnífica Iglesia de Nuestra Sra. de Tin.
Antes de terminar, no puedo dejar de nombrar la imponente Torre de la Pólvora, que me recordaba a un inmenso guerrero, envuelto en una armadura de hierro y petrificado. Es una torre negra de una gran espectacularidad y en medio de una calle cualquiera, como si no tuviera importancia. Así es todo en Praga.
Realmente Praga merece la pena. Pasear por sus calles antiguas o por la moderna gran avenida de Wenceslao; ir por la noche a escuchar música en cualquiera de sus muchos lugares muy dignos y baratos; en fín, se puede hacer infinidad de cosas porque es una ciudad que ofrece mucho y de calidad. No es de extrañar que se haya convertido en destino turístico de primer orden.
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La EMOCIÓN más intensa vivida en Praga me la proporcionó pasarme horas sentada en un banco de la placita que rodea la Catedral de San Vito, por la noche, admirando su imponente altura, silenciosa y llena de paz. Después, bajar por la ancha escalinata palaciega completamente solitaria, sintiéndome perdida y sin saber a donde me iba a llevar.



REINO UNIDO



                                                                                   INGLATERRA

Primer viaje

Fue en mayo de 1976, destino Londres, en “viaje de novios”. 
Era la primera vez que tomaba un avión. No era algo tan corriente como pueda ser ahora, por lo que no dejaba de sentirme impresionada ante la expectativa de abandonar tierra firme.
El vuelo fue bien y la estancia en Londres nos permitió visitar los lugares más típicos: Trafalgar Square, Picadilly, etc. pero de ese viaje, al no tener ni una sola fotografía ni postal alguna, no tengo recuerdos nítidos como para reseñar en este blog y lo haré en el apartado correspondiente al segundo viaje, del que si guardo fotografías y anotaciones. Añadir, eso sí y a riesgo de parecer muy superficial, que guardo un recuerdo especial hacia las pizzas que comía todos los días en una cadena de pizzerías llamadas Pizzeland y que no he vuelto a probar en ningun otro sitio. Aunque quizás la impresión tan favorable fuera causada porque en España casi no había pizzerías o porque en Londres apenas se podía comer otra cosa, al menos que a mi me gustara.

Segundo viaje

Fue en el verano de 2006, aprovechando las vacaciones para visitar a unos amigos que estaban pasando unos meses en Londres con motivo de la concesión de una beca.
Nos habían reservado un hotelito en el centro de Londres, muy cerca de la Biblioteca Nacional y desde donde podíamos ir andando a casi todos los sitios de interés.
LONDRES
Visitamos:
- National Gallery en Trafalgar Square. La plaza era un gozo recorrer por el espectacular despliegue de palomas que no se asustaban de la gente. En el centro la columna de Nelson, con los magníficos 4 leones de bronce. El museo merece un capítulo aparte por la riqueza de las colecciones que custodia.
-Biblioteca Nacional, impresionante, con los medios más sofisticados al alcance del visitante y  un lugar que guardaba verdaderas joyas literarias que podían consultarse en formato digital.
-Picadilly Circus, que no tiene nada de particular, excepto la estatua de Eros en el centro, pero que es una visita de obligado cumplimiento. 
-Torre de Londres y el puente sobre el río Támesis, admirados desde un paseo agradable donde abundan los edificios del último grito en arquitectura que contrastan con sus vecinos del otro lado del río.
- los Parques inmensos y el  palacio de Buckinham. Los jardines de palacio se extienden hasta Hyde Park, por donde es una delicia pasear y la gente se tiende en el cesped aprovechando los suaves rayos de sol.
- El Parlamento, el famoso Big Ben y, a lo lejos la Noria desde la que se puede ver una panorámica aérea de la ciudad pero nosotros teníamos bastante con nuestros paseos por la tierra.
Después de unos agradables días en Londres, tomamos un avión que nos iba a trasladar a Escocia, en donde iba a continuar nuestro viaje.

 ESCOCIA :

GLASGOW, la capital, es una ciudad agradable y no muy grande. Tuvimos la 
suerte de encontrar un hotel desde cuya habitación teníamos una vista privilegiada de la ciudad. Estábamos muy cerca del centro y allí hicimos un montón de compras (había rebajas) a precios más baratos que en España.
Lo que más me gustó de Glasgow fue su Catedral. Una iglesia de piedra  negra, rodeada de vegetación y de un pequeño cementerio que le daba un aire misterioso y solemne. Me pasé un buen rato observando esta belleza desde un banco de piedra de sus jardines.
Otro lugar que visitamos fue su antigua Universidad, cuyos edificios rebosaban historia y cultura, todo ello rodeado de espléndidos jardines y miradores desde los que se podía admirar diferentes puntos de la ciudad.

EDIMBURGO, importante ciudad y muy turística. Subimos al Castillo y bajamos por la arteria principal de esta ciudad famosa por el festival que se celebra  precisamente en estos días, por lo que las calles y muchos edificios estaban engalanados.
Hay muchos desniveles dentro de la ciudad, tantos que casi puedes practicar escalada dentro de ella. En un alto en el que se encuentran importantes museos, había un gran espacio verde en el que descansar y donde tocaban músicos de todo tipo.
Había una exposición impresionante de Ron Mueck, pero no tuvimos tiempo de entrar a verlo.
ISLAS HÉBRIDAS
Desde Glasgow partimos en tren hasta la ciudad de OBAN, que es la puerta a las islas. Nuestro destino era la Isla de MULL y, en concreto, un pueblecito llamado Tobermory.
TOBERMORY ¡qué belleza! Era un pueblecito pequeño, de pescadores. La casa donde nos alojamos estaba en lo alto de una loma, lo que nos permitía tener una preciosa vista de la bahía, con sus casitas pintadas cada una de un color, haciendo contraste  con el mar y el cielo (foto de presentación).
Aquí pasamos unos días inolvidables, paseando por verdes bosques con densa vegetación porque la lluvia era una constante y la humedad mantenía todo el paisaje de un verde esplendoroso que contrastaba con el oscuro color de las piedras de antiguos castillos.
De vuelta a Oban en el mismo transbordador que nos llevó a las islas y de ahí a Glasgow para volver a tomar un avión hasta Londres y desde Londres regresamos a casa.
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La EMOCIÓN asociada a este viaje se concentra en Escocia. Por un lado la catedral de Glasgow, con su pequeño cementerio, me produjo una sensación de paz indescriptible. Por otro lado la belleza de la isla de Mull y en particular el pueblecito pesquero de Tobermory, un lugar que nunca podré olvidar.