sábado, 28 de abril de 2012

ITALIA


                                                                        ITALIA

Primer viaje
La primera vez que visité Italia fue en abril de 1998, aprovechando las vacaciones de semana santa y movida por el deseo de conocer Venezia “antes de morir”. Me iban a someter a una intervención quirúrgica y tenía miedo de que fueran a encontrarme algo maligno o no salir del quirófano, en fin esas cosas que pasan por la cabeza cuando te ves obligada a someterte a tratamiento.
VENEZIA
Es cierto que es una ciudad diferente. Eso de que en vez de taxis haya góndolas es de lo más extraordinario. Estar en una ciudad sin tráfico ya es algo que merece la pena ver. Sus calles estrechas, sus puentes atravesando los canales, sus palacios sobre el agua en la que parece que vayan a disolverse, sus placitas….y la plaza de San Marcos, con su catedral de estilo bizantino y, casi en el medio de la gran plaza, el campanario.
Hay que ver la Basílica de San Marcos por dentro porque es una maravillosa obra de arte. Aunque haya que soportar una tremenda cola de turistas, hay que entrar.
Eso es lo malo de Venezia, que hay tanto turista que vas de cola en cola para ver cualquier cosa o comer algo….pero es el precio que hay que pagar por visitar esta ciudad que toda ella es una gran obra de arte que parece vaya a desaparecer en cualquier momento bajo las aguas.
De todas formas hay lugares más tranquilos, fuera del circuito típico del puente de los Suspiros, la plaza de San Marcos y el Palacio Ducal. Recuerdo un paseo muy agradable por calles con un estilo muy italiano, ropa tendida y gente hablándose desde las ventanas. Un especial recuerdo tengo de un lugar muy apacible: el jardin que rodea a una iglesia sencilla llamada de San Pietro de Castello. Frente a la iglesia un grupo de barcas atracadas en las tranquilas aguas.
Y también puedes perderte porque parece una ciudad pequeña pero es laberíntica. Después de dar muchas vueltas, te das cuenta de que estás en el mismo sitio que hace una hora y creías que habías avanzado. Es más, puedes llegar a sentir temor incluso cuando te encuentras en un lugar al que no sabes como has llegado y empieza a llover a cántaros, pareciendo que el agua de la acera donde estás empieza a juntarse con la de la laguna y tienes la impresión de que no vas a salir de ahí si no es en barca ¡y no ves ninguna!. Esa situación la viví en la Punta della Dogana.
Venezia es increiblemente bella y espectacular. Hay que ir.
MILAN
En este mismo viaje pasamos por esta rica capital, pero sólo de paso, así es que pudimos ver exclusivamente la Catedral, ¡qué cosa más bella y magnífica! De marmol blanco, se levanta impresionante en su amplia plaza. 
Al lado de la catedral y dando a la misma plaza, la galería de Victor Manuel, el primer centro comercial de Europa, cuyo interior merece la pena visitar, no para comprar porque casi todo es muy caro allí, sino por admirar su bonita arquitectura.
VERONA,  ciudad también visitada de paso y solamente nos dio tiempo a ver el Anfiteatro romano y el patio de la casa de Julieta con el balcón al que se hubiera encaramado, si hubiese existido, para ver a su amado Romeo.

Segundo viaje
Este viaje lo hice con mi hija, Anita, aprovechando el puente del 12 de octubre (2003)  y para celebrar que ella había trabajado ese verano en el Hospital ¡me invitó!.
Era un viaje en autobús la ida y la vuelta en avión. Salimos desde Barcelona y el recorrido prometía porque íbamos a visitar las ciudades más importantes : Roma, Pisa, Florencia y Venecia.
La primera noche la pasamos en un hotel en Niza, en la costa azul francesa, como aparece mencionado en el viaje a Francia.
Al día siguiente ya empezamos a ver monumentos y arte sin parar. 
PISA
Aunque lo más espectacular es la Torre inclinada de Pisa, la verdad es que lo más bonito es todo porque el conjunto arquitectónico que se llama Campo de los Milagros agrupa no sólo la famosa torre sino otros monumentos, como el Baptisterio y la catedral tan bellos o más que ella, formando sobre la cuidada yerba un cuadro digno de admirar.
ROMA
En Roma nos alojaron en un hotel lujoso y con todos los servicios, sólo tenía una pega. Quedaba un poco lejos del centro y nos costaba un montón de tiempo regresar en autobús.
Lo que más me gustó de Roma fue el Foro Romano, la Fontana de Trevi, la Plaza de España, la plaza Venezia, los Jardines de la villa Borghese, el Coliseo, el arco de Constantino….bueno, en Roma hay demasiado. Por supuesto la capilla Sixtina, pero esto lo comentaré en el capítulo de Vaticano porque, al fin y al cabo es un estado diferente. El más pequeño del mundo.
Y para disfrutar de la ciudad, no puedo dejar de mencionar un restaurante sencillito que había cerca del hotel y donde comíamos las pizzas más buenas que habíamos probado en toda nuestra vida y a buen precio, cosa nada desdeñable porque toda Italia es cara.
ASIS
Es un pueblecito cuya única atracción es la Basílica de San Francisco. Merece la pena visitarla por dentro porque todo el interior está decorado con frescos muy meritorios y resulta un lugar muy agradable.
FLORENCIA
Es una ciudad pequeña pero de un valor artístico inconmensurable. No tuvimos tiempo de visitar la Academia ni el palacio de los Medici ni Pitti (a la próxima será), pero disfrutamos de un paseo por la orilla del rio y pasamos por el emblemático Ponte Vechio y la plaza de la Señoría. Pero lo más importante y que nos dejó con la boca abierta fue la Catedral. Qué belleza más excepcional, no había visto nada más bello en mi vida. Iba hablando con Ana por la calle y, de repente, doblamos una esquina y ahí estaba. Todo un espectáculo. Asombrosamente bella es la catedral de Santa María de Fiore.
El viaje acababa en Milán, en donde el autobús nos dio un breve paseíto justo para ver de lejos la Catedral y poco más. Pero del aeropuerto de Milán si que tenemos un recuerdo inolvidable : llegamos y había over booking, con lo que no nos dejaban volar. Yo me puse nerviosa al ver que no nos entendían y que nos querían dejar allí hasta no se sabe cuando. Menos mal que, al final, consiguieron dos plazas y nos tocó correr por aquellos inmensos pasillos para tomar nuestro vuelo.  Al final bien pero es un mal trago encontrarte en un aeropuerto donde no sabes hasta cuando te has de quedar y que no te entienden ni te quieren entender. 
                                       - - - - - - - - - - -
La EMOCIÓN que asocio siempre con Italia es la del estremecimiento que me produjo admirar algunos monumentos como el Foro Romano, la catedral de Florencia, la Fontana de Trevi en Roma y la Basílica de San Marcos en Venezia.

Tercer viaje

Durante el crucero que hacemos por el Mediterráneo, en marzo de 2009, pisamos tierra italiana al tocar la isla de SICILIA.
Contratamos la excursión a la capital de la isla .
-PALERMO.
Comenzamos con una panorámica que nos permite observar la gran cantidad de arte que alberga esta antiquísima ciudad, en donde encontramos muestras de todos los estilos arquitectónicos y restos arqueológicos al doblar cualquier esquina. Es, además, una ciudad moderna, llena de comercios y servicios.
Nos dirigimos en primer lugar a un pueblo a 7 km. de Palermo:
-MONREALE
Aquí se encuentra una famosísima catedral, decorada en su interior con metros de mosaicos de oro y con un  espectacular pantocrator.
Además del interior de la catedral hay un bello claustro y un exterior de estilo árabe normando de gran belleza.
Al salir de la catedral puedes dar un pequeño paseo por unos jardines que terminan en una gran balconada mirando al mar y que permite ver el bello golfo de Palermo rodeado de montañas.
Para regresar al autobús que nos lleve a Palermo hay que volver a bajar la estrecha callecita empedrada y con algunas escaleras (10 minutos de paseo, que no se hace pesado pero además hay un servicio de taxis por si alguien no puede subir y que cuesta un euro por persona). Esta callecita, así como la plaza de la catedral está llena de tiendas y puestos de souvenirs. Ah, para entrar a los lavabos públicos hay que pagar 50 céntimos por persona.
Ya en el autobús de nuevo, nos dirigimos hacia Palermo,  tras sufrir un buen rato el tremendo tráfico que hay en la ciudad.
En la capital, Palermo, la única visita es a la Catedral, majestuoso edificio con diferentes estilos recogidos en ella: barroco, gótico catalán, manuelino…..Recuerda un poco a los Jerónimos de Lisboa. 
Dentro no hay nada de especial valor, excepto un cuadro de la patrona, Santa Rosalía, y un reloj muy antiguo compuesto por un agujero en lo más alto que va situándose sobre una línea que marca el signo zodiacal correspondiente.
A la salida de la catedral hay una amplia plaza bordeada por una balaustrada coronada por esculturas religiosas.
Volvemos al barco que, desde el autobús, parece que esté aparcado como un coche más y esta sensación se debe a que el puerto está integrado perfectamente en la ciudad, forma parte de ella el mar y el magnífico golfo que envuelve el puerto. La verdad es que hubiéramos podido perfectamente ir por nuestra cuenta, caminando la ciudad, sin necesidad de ir sometidos a los dictados de los horarios impuestos por la guía y los aparcamientos del bus. 
Si alguna vez vuelvo a Sicilia, será con tiempo de recorrer la isla con libertad, pues está plagada de belleza y pluralidad de paisaje y arte.
-CIVITAVECCHIA
Es el siguiente puerto al que llegamos. La gran mayoría de gente se ha apuntado en la excursión a Roma. Yo no porque es una ciudad que ya conozco y nos quedamos en la ciudad donde el barco está atracado.
La verdad es que no parece ofrecer muchos atractivos y además hace un intenso frío que nos congela nada más bajar del barco.
Cogemos un autobús que ofrece el servicio gratuito hasta el centro de la ciudad y bajamos en un lugar en donde admiramos unas murallas de una fortaleza contundente y muy bien conservada.
Hay un largo paseo a la orilla del mar pero hace tanto frio que preferimos adentrarnos por las calles de la ciudad.
Vemos alguna iglesia y sobre todo tiendas. Con la idea de comprar un enchufe de 4 patas (porque en todo el camarote solamente tenemos 1) nos ponemos a buscar alguna tienda de chinos a ser posible. Encontramos una pero solamente de ropa y, como no, yo cargo con una falda blanca muy original y una especie de pareo blanco también.
Volvemos a comer al barco para evitar morir de congelación.
-LIVORNO y FLORENCIA.
Vamos a Florencia. Adquirimos una opción de excursión que se llama Florencia a su aire y que consiste en que nos recoge un autobús al bajar del barco y nos llevan, recorriendo bonitos paisajes de la Toscana, hasta la ciudad, después de habernos entregado un plano con los monumentos más significativos.
El grupo se separa en la plaza de una iglesia en donde están enterrados personajes importantes como Galileo y otros y de alli nos dirigimos a la plaza de la señoría, un verdadero museo al aire libre. Lo que no vemos es la copia de la figura del David de Miguel Angel porque la están restaurando.
Nos dirigimos hacia el famoso ponte Vecchio y lo cruzamos, admirando las orillas del rio, la fachada de la Academia y las muchísimas joyerías que hay aquí formando fila. Hace mucho frío, incluso caen unos pocos copos de nieve, pero enseguida para de nevar y no llega a cuajar en el suelo.
Después nos adentramos por callejuelas hasta encontrarnos de repente con la inmensa y magnífica catedral. Me impacta casi tanto como la primera vez. Es algo increíble, me deja sin aliento. Empiezo a hacerle fotos como una posesa pero no consigo ninguna en donde salga entera, tan inmensa es. Voy sacando fragmentos de ella y del baptisterio con su famosa puerta dorada. Luego entramos dentro y ahí si que no hay nada digno de mención. Lo que si dicen que vale la pena es subir a la cúpula pero hay mucha cola y además la guía nos ha dicho que da mucho vértigo. Preferimos hacer otras cosas.
Nos vamos hacia la iglesia de San Lorenzo, en donde está el famoso mercadillo y allí hago algunas compras de souvenirs. Tambien es ahí donde vamos a comer (al restaurante que me ha recomendado mi hermana Ana) unas buenísimas pastas.
Después de comer volvemos a ver la catedral y recorremos algunas callejuelas hasta llegar de nuevo a la plaza de la señoría y a nuestro punto de reunión. Pero antes nos hemos tenido que tomar un chocolate caliente para calmar el intenso frío.
Ya en el autobús de vuelta, vamos subiendo por una carretera hasta llegar a un punto desde el que se divisa toda la ciudad y la inmensa catedral en el centro.
Luego los bonitos paisajes de la Toscana, con sus tapices verdosos rematados de cipreses y sus casitas, muchas  de color amarillo ocre.
Fin de la excursión, que me ha alegrado mucho hacer porque Florencia siempre emociona por toda la belleza artística como ofrece.

 Cuarto viaje

El 24 de abril de 2010 salimos hacia MILÁN todas las hermanas Santos con el propósito de acompañar a mi hermana Charo en su visita a Venecia. Se ha quedado viuda de nuestro muy querido cuñado 
JOSE  LUIS y queremos ayudarla a que pase unos días lejos del doloroso recuerdo.
Salimos por la tarde en un vuelo de Ryanair que despega muy puntual y en poco más de hora y media estamos en Bergamo, después de pasar un vuelo muy tranquilo. 
Nada más bajar del avión y antes de salir a la calle hay ventanillas de venta de tickets para Milán que compramos y cogemos el autobús que está en la misma puerta del aeropuerto.
En poco más de media hora, llegamos a Milán. En este final de parada (en la estación central de ferrocarril) nos bajamos todas (vamos las 6 hermanas, más Fina y sus dos sobrinas). Y nos dirigimos al hotel New York reservado por Internet por Ana. En 5 minutos andando allí estamos.
Dejamos la maleta y enseguida salimos para conocer lo más importante La Escala (cercada por un impresionante dispositivo de seguridad) de Milán, la catedral y, en la misma plaza , la Galería Victor Manuel. Ambos lugares yo ya los había visitado, pero han vuelto a sorprenderme porque son muy bonitos. La catedral ya está cerrada, por lo que decidimos volver el día de nuestro regreso .
Salimos de la plaza y vemos el tranvia restaurante (por cierto, va vacío) y nos dirigimos caminando hacia el restaurante que Ana conoce, donde nos comemos unas inmensas y buenísimas pizzas.
Regresamos caminando y riendo todo el rato, ya ni me acuerdo de qué.
Al día siguiente cogemos el tren en la estación central hacia Venecia.
VENECIA
El viaje dura unas dos horas y media, en un cómodo tren que, nada más dejar Mestre, la zona más moderna de Venecia, pasa por la laguna dando la sensación de que el tren hace las veces de barco.
Llegamos a la auténtica Venecia, la de los canales, y nada más bajar del tren compramos los tickets del vaporetto que nos llevará a la plaza de San Marcos. Pero antes comemos en un self service que hay en la misma estación.
Bajamos del vaporetto, en el que ya haces una primera panorámica de la ciudad, y nos dirigimos hacia nuestro hotel, en pleno centro: pasando por el arco que hay bajo el gran reloj de la plaza, la primera callecita a la derecha y luego a la izquierda.
Se trata de un hotel muy antiguo pero nos encantan las habitaciones retro. En la que comparten las sobrinas de Fina hay incluso una terraza (que parece un palomar).
Sin embargo, nos juegan una mala pasada unos escalones que hay nada más entrar en la habitación que compartimos Charo y yo. Al volver de dar una vuelta por la parte del centro, viendo la plaza de San Marcos, el Reloj, el Campanario, el palacio ducal (todo solamente por fuera), el puente de los suspiros y otros puntos más,  cenamos y regresamos Charo y yo al hotel mientras que las demás se quedan escuchando la música que hay en la plaza, en una noche de temperatura agradable y casi luna llena.
Nada más entrar, Charo no mide bien la distancia del escalón y se cae. Se hace mucho daño en la misma rodilla que tiene sensible a causa de la anterior caída al poco de morir José Luis.  Ella se pone muy mal, con un ataque de llanto incontrolable. Yo me bajo corriendo a recepción en busca de hielo, pero allí no hay y tengo que llamar a Ana para decirle que regresen en cuanto puedan y traigan hielo. Mientras llegan yo le pongo en las rodillas compresas con agua fresca pero estoy asustada de verdad porque la hinchazón de la rodilla mala es  muy espectacular. Al poco rato están allí todas y Charo sigue llorando sin parar.
Poco a poco, a medida que le hace efecto el hielo y el ibuprofeno, se va sintiendo mejor y va tranquilizándose.  Al cabo de una media hora se marchan todas y nos quedamos solas ella y yo, hablando ya de cosas del viaje y sacando los souvenirs que hemos comprado. Al cabo de poco rato se duerme profundamente y toda la noche de un tirón.
A la mañana siguiente desayunamos y nos marchamos a ver la catedral por dentro, aprovechando que es pronto y no hay mucha cola. Es preciosa y me gusta tanto como la primera vez que la ví. Lo que si hago por primera vez es subir al Campanario. Se hace en ascensor, en pocos segundos y, desde arriba se divisa unas preciosas vistas, entre ellas la que más me gusta es la punta de la Dogana que precisamente iremos a ver hoy, así como la del Rialto. Charo va perfectamento todo el día y no se queja de la pierna.
Vemos estos lugares y callejeamos y callejeamos, viendo canales, puentecitos y balcones llenos de flores. Y sobre todo iglesias y más iglesias.
Lo más divertido de todo es un paseo en góndola que disfrutamos porque subimos en una en la que el gondolero es muy simpático y, aparte de darnos detalles de la historia (pasamos por las casas que ocuparon Mozart , Casanova y Marco Polo) bromea y mueve la barca provocando gritos en nosotras  propios de una feria.
Por la noche nos sorprende a todas observar como va saliendo el agua de las alcantarillas y poco a poco va anegando la bellísima plaza. Charo y yo nos quedamos al principio, al lado de los leones porque a ella le da miedo mojarse los zapatos (no ha traído otros) y las demás se van a darse un último paseo por las calles venecianas.
Al día siguiente, martes, regresamos al vaporetto y de ahí a la estación central de Venecia, que nos llevará a la de Milán.
Aquí volvemos a comer en el mismo restaurante y luego vamos a visitar la catedral por dentro para admirar sus preciosas vidrieras e impresionantes columnas. Hecho esto, cogemos el metro y regresamos a la estación central para coger el autobús que nos llevará al aeropuerto de Bérgamo.
El control de equipaje bien (algunas de nuestras maletas pesan algo más de los 10 kilos permitidos) y el avión sale muy puntual, incluso unos minutos antes y llegamos sin ninguna turbulencia a Valencia. 
Ha sido un buen viaje y creo que le ha servido a mi hermana Charo para disfrutar un poco, aunque en ningun momento haya dejado de nombrar a su marido, JOSE LUIS, un hombre extraordinariamente bueno al que también todas nosotras recordamos y lloramos su trágica pérdida.

Quinto viaje
El viaje lo hacemos en octubre de 2012 aprovechando una oferta muy buena de Ibero Cruceros. El itinerario es: Valencia-Trapani-Messina-Nápoles- Roma-Cerdeña-Valencia.
Lo más interesante de los lugares que visito por primera vez es el estrecho de Messina que separa la isla de Sicilia de la península de Italia. También en esta bonita ciudad visitamos la catedral con su original campanario y subimos a un alto desde el que se divisa toda la ciudad y el estrecho. La puesta de sol magnífica.
El otro lugar especialmente interesante que visitamos es Nápoles, la ciudad. En el anterior viaje solamente visitamos Pompeya y el Vesubio pero ahora nos recreamos perdiéndonos por la ciudad. Impresionante su emblemático castillo.

           

No hay comentarios:

Publicar un comentario