ESTONIA
Primer viaje
El primer
viaje a este país se limitaba a visitar su capital, Tallin, porque figuraba en
el itinerario del crucero por el mar Báltico que hicimos en agosto de 2008, con
Ibero Cruceros, en el Grand Voyager.
Nunca
hubiera imaginado que esta ciudad pudiera gustarme tanto. Sólo tuvimos tiempo
de visitar el centro, al que llegamos tras un corto paseo desde el muelle y nos
encontramos con su puerta y murallas perfectamente conservadas.
¡Pero que
ciudad más bonita! Te traslada a la Edad Media por lo perfectamente conservadas
que están sus calles, plazas y casas.
Es
un paseo imborrable, bellísimo. No sabes donde acudir para hacer fotos porque
todos los rincones son bellos y con detalles decorativos.
La
plaza del Ayuntamiento, con
la Farmacia más antigua de Europa,
el edificio del Ayuntamiento, todo es bonito ¡y eso que llovía a cántaros y nos
mojamos como sopas! A pesar de lo calados que estábamos, íbamos impresionados
por tanta belleza. Aún así, encontramos la famosa tienda de los conocidos chocolates Kalev y compramos un
montón de cajas para nosotros y para hacer regalos.
Tras
subir una pequeña cuesta empedrada, nos encontramos con otra preciosidad: la Iglesia ortodoxa, de líneas
sencillas dentro del estilo de iglesias rusas y cuyas cúpulas sobresalen entre
los edificios formando un cuadro exótico y original.
Desde
un mirador observamos la ciudad y el puerto, en donde hay atracados numerosos
barcos que realizan cruceros. Se ve que es una ciudad que se ha puesto de moda
para el turismo y, después de verla, lo comprendo.
Enseguida bajamos para regresar al barco y,
desde cubierta, observamos la ciudad con sus torres de aguja, conos de color
rojo y murallas, que forman un paisaje de cuento de hadas.
Segundo viaje
Visitamos nuevamente Tallin por
ser escala en el crucero que hacemos con Pullmantur en agosto de 2010. Bajamos
del barco y hacemos de guías de una pareja sevillana, visitando el centro
antiguo de la ciudad, entrando como en el anterior viaje, por la puerta de sus
famosas murallas. Hoy llueve, igual que la primera vez y hacemos el mismo
recorrido. Sigue pareciéndome una ciudad
preciosa.
Desde un alto podemos
divisar los tejados de la ciudad y la vista es fantástica con sus torres de
aguja y el rojo de sus tejados recortando el azul del cielo. Muy bonito.
Regresamos al barco paseando
porque ha dejado de llover y desde cubierta, otra vez nos despedimos de Tallin
admirando su emocionante belleza sin
igual.
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